Recuerdas
cuando nacieron tus hijos y viste ese pedacito de ti en tus brazos, creo que es
la más dulce y hermosa experiencia de nuestras vidas, cuidarlos y amarlos ha
sido nuestra bendición y alegría, y desde que llegaron a nuestra vida,
derramamos nuestro corazón delante de Él.
Esta
semana comenzamos orando por nuestros preciosos tesoros, nuestros hijos, quizás
lo que humanamente hablando más amamos, ellos son nuestro motor y para algunas
su razón de ser.
Hoy
comenzamos a orar por su relación personal con Dios, no importa la edad que
tengan, ellos necesitan al Salvador en sus vidas, y esta semana clamaremos por
ellos.
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