Hemos terminado las 4 semanas
orando por nosotras, y cuan hermoso ha sido poder derramar el corazón delante
de Dios reconociendo lo frágiles, y vulnerables que somos, reconocer con
humildad que necesitamos más de Cristo para ser esa mujer que Él quiere que
seamos.
Un desafío para cada una de
nosotras es conocer más el corazón de Dios, pero reconocemos que no es fácil,
que luchamos día a día con nuestro yo y con el mundo que nos atrae y en ocasiones
seduce, por ello debemos vivir un día a la vez de la mano del Señor.
Me pregunto, con cuanta frecuencia
posponemos nuestro andar con Cristo?, con excusas que solo nos hacen sentir mas
mal que antes, de trágico pasar por la vida sin darnos cuenta que nuestro andar
con Jesús es una prioridad, porque jamás podremos reponer el tiempo perdido.
Sin duda este mundo lleno de
maldad, es un lugar difícil para vivir, pero es hermoso que reconocemos que
nuestro andar con Él Señor es un compromiso diario para identificarnos con Jesús.
Aunque nosotras no sintamos que
estamos haciendo algo profundo en nuestro andar diario con Jesús o no estamos
entregadas a un ministerio en la iglesia, es importante comprender que Dios está
obrando en continuo en las circunstancias diarias de nuestra vida, que nuestro
tiempo con Él es valioso y trasformador.
Sigamos orando, invirtiendo tiempo
en su Palabra, ocupándonos de nuestra comunión para ser más como Él y ser de bendición
a quienes están a nuestro lado, empezando por nuestra familia, recuerda que lo
que tu escojas hacer hoy, determinará si te diriges a Dios, a ti misma o al
mundo.
No esperes hasta mañana!
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