"Cuando alguien habla mal de otro, generalmente busca la destrucción de esa persona en la mente de todos los que escuchan sus comentarios. El que habla mal de otro, generalmente, repite los chismes y comentarios sin fundamento, sin siquiera tomarse el tiempo para VERIFICAR los hechos comentados, el hablar mal de otros desacredita y destruye reputaciones. Debemos preguntarnos que dice la Biblia al respecto y Santiago 4:11-12 leemos “Hermanos, no hablen mal unos de otros....
Entre la lista de los pecados de los romanos que hicieron caer ese imperio, está el de chismoso y calumniador.
Pablo en sus cartas condena este pecado. Y es uno de los que teme encontrar en la iglesia de Corinto.
En 2 Corintios 12:20, les escribe y anuncia que les va a visitar, les dice: “…Temo que haya peleas, celos, arrebatos de ira, rivalidades, calumnias, chismes, insultos y alborotos”. Y está hablando a la iglesia de Corinto, que estaba llena de todos los dones del Espíritu Santo, que se caracterizó por las manifestaciones gloriosas del Espíritu Santo y, sin embargo, temo que estén llenos de calumnias, estén llenos de chismes.
En estos dos pasajes está inmediatamente relacionada la idea de calumniar, que es el pecado de aquellos que se reúnen en pequeños grupos y hacen circular, confidencialmente, informaciones fragmentarias recibidas a través de rumores que destrozan la reputación y el buen nombre de personas, que no están allí para defenderse.
El mismo pecado traducido en este caso como calumnia es condenado en 1 Pedro1: Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia....
Hable para edificar, no para destrozar. Tengamos misericordia de los errores de los demás. A Veces nosotros somos inmisericordes y tomamos a una persona que cometió un pecado, cualquier clase de pecado y lo tratamos con dureza, sin compasión y lo destruimos.
Nosotros debemos ser misericordiosos y llamar al hermano y con espíritu de mansedumbre, de humildad, restaurarlo. La actitud que debemos tener ante los errores de los demás, la encontramos en la palabra del apóstol Pablo en Gálatas 6:1 “Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado”.
A veces nosotros somos duros porque alguien cayó en pecado, pero se nos olvida que también nosotros podemos caer en ese pecado. Y ¿cómo esperamos que nos traten cuando caemos?...
Nosotros somos llamados a ser cumplidores y no jueces de la ley, por lo tanto hablemos sólo si vamos a edificar y a bendecir a los creyentes".
escrito por Jorge López.
En estos dos pasajes está inmediatamente relacionada la idea de calumniar, que es el pecado de aquellos que se reúnen en pequeños grupos y hacen circular, confidencialmente, informaciones fragmentarias recibidas a través de rumores que destrozan la reputación y el buen nombre de personas, que no están allí para defenderse.
El mismo pecado traducido en este caso como calumnia es condenado en 1 Pedro1: Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia....
Hable para edificar, no para destrozar. Tengamos misericordia de los errores de los demás. A Veces nosotros somos inmisericordes y tomamos a una persona que cometió un pecado, cualquier clase de pecado y lo tratamos con dureza, sin compasión y lo destruimos.
Nosotros debemos ser misericordiosos y llamar al hermano y con espíritu de mansedumbre, de humildad, restaurarlo. La actitud que debemos tener ante los errores de los demás, la encontramos en la palabra del apóstol Pablo en Gálatas 6:1 “Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado”.
A veces nosotros somos duros porque alguien cayó en pecado, pero se nos olvida que también nosotros podemos caer en ese pecado. Y ¿cómo esperamos que nos traten cuando caemos?...
Nosotros somos llamados a ser cumplidores y no jueces de la ley, por lo tanto hablemos sólo si vamos a edificar y a bendecir a los creyentes".
escrito por Jorge López.
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