Estoy pensando en esto desde el viernes, que tuve una conversación con un hombre que me
compartía que hace solo una comida diaria, siiiii me leíste muy bien, una comida al
día, me puso tan triste que no he podido sacarlo de mis
oraciones, desde ese día, se llama Juan, ora por él, como algunas saben,
nuestro país está pasando por la temporada más crítica de todos los tiempos,
sin alimentos suficientes para abastecer al pueblo, las horas en las colas para
comprar son enormes, de horas para obtener algún producto que no alcanzará
sino para muy poco, que en ocasiones después de tantas horas y es tu turno ya
no hay, y te desgasta, te frustra y te roba el gozo, así que pensaba lo importante que es el alimento físico, pero cuanto mas el alimento espiritual, ese que no se agota, ese que satisface por completo, que te nutre, da fuerza y llena de gozo.
“Por
lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del
cielo,
donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
Pues ustedes murieron, y Dios les tiene reservado el vivir con Cristo.”
donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
Pues ustedes murieron, y Dios les tiene reservado el vivir con Cristo.”
Colosenses
3: 1-3
El evangelio transforma nuestras mentes para
que podamos pensar como Jesús y desear lo que honrar su nombre.
Pablo advirtió a los Filipenses llamándoles "enemigos de la cruz de Cristo." En
Filipenses
3:18 Y
a les he dicho muchas veces, y ahora se lo repito con lágrimas,
que hay
muchos que están viviendo como enemigos de la cruz de Cristo,
Y ¿porque? Les llamo así, ellos han fijado su
mente en lo temporal y anhelan las cosas del mundo, esas son las que buscan
angustiosamente.
Me encanta pensar que como creyentes, nuestra
ciudadanía está en los cielos, aunque a veces nos olvidamos de eso, pero ayer en una bella conversación, admire a una
mujer piadosa que no solo ama a Jesús sino que vive hablando de Él a todos
quienes pasan por su vida, ella ha invertido tiempo en personas que ni aun
conoce, para hablarles del amor de Cristo, ella vive buscando las cosas de
arriba, y no en las de la tierra.
Y esa bella y enriquecedora conversación me
hizo recordar que NO vivimos para el ahora, vivimos para la eternidad, es allí donde
debo estar enfocada, mi apetito debe ser espiritual, debe ser para dar gloria a
Dios.
Salmo
115: 1
Señor,
glorifícate a ti mismo, y no a nosotros; ¡glorifícate, por tu amor y tu verdad!
Cuando Pablo se refiere a las personas cuyo
"dios es el vientre", se está refiriendo a las personas que anhelan
este mundo, ellos codician el orgullo,
la riqueza, el reconocimiento, la vanidad y cualquier cosa que sea de naturaleza efímera.
Ellos anhelan su propia gloria, pero el creyente verdadero busca a Jesús,
tiene un hambre por Dios y su Palabra,
anhela dar la gloria a Dios y solo es satisfecho en Jesús
El evangelio no sólo ha transformado nuestra
vida y nuestro enfoque, también ha
trasladado nuestra
ciudadanía al cielo, yo soy ciudadana del cielo, y eso nunca lo debemos olvidar, eres tú también ciudadana del cielo?
ciudadanía al cielo, yo soy ciudadana del cielo, y eso nunca lo debemos olvidar, eres tú también ciudadana del cielo?
Vivimos hoy para lo que está por venir y esa es
una de las cosas más emocionantes de nuestra vida! Las pruebas, las tentaciones
y las luchas que nos dan la bienvenida todos los días en medio del mundo en el
que vivimos, no deben robarnos el gozo de ser hijas de Dios, nosotras anhelamos
que venga Jesús, esperamos a nuestro Salvador, y nuestro corazón late más rápido
y más rápido a medida que le anhelamos, que estas pruebas y dificultades nos hagan valorar la esperanza gloriosa que tenemos en Cristo Jesus.
Algunas preguntas para reflexionar
1. ¿Qué
anhelan tu alma?
2. ¿Dónde
está tu corazón, tu fe y tu esperanza?
3. ¿Anhelas
a Jesús y su venida, más que otra cosa en este mundo?
Es mi oración que tu vida pueda anhelar y tener
hambre de Cristo y su Palabra, que tu apetito sea el espiritual y no temporal,
que tus ojos estén puesto en lo eterno.
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