En mi memoria están los recuerdos de los
más bellos pesebres de mi tierra, recordar el hermoso pesebre de la casa de mi
abuela Goya me llena de nostalgia, su casa en Navidad era tan cuidadosamente
decorada, las imágenes del pesebre dentro y fuera de la chimenea era para mí un
espectáculo digno de admirar, siempre admire la dedicación y belleza de esas
decoraciones en casa de mi abuela, y mis tíos paternos, puedo aún en mi mente
verlos, cada año era diferente la decoración, que lástima que para esa época no
había la tecnología que ahora tenemos y poder disfrutar de fotografías
digitales para volver a verlas, pero que lindo es tener toda esa película en tu
mente, no solo de la decoración sino también de los más bellos recuerdos de mi
infancia jugando con mis primos y primas, que tiempo especial, pero el regalo
más dulce y tierno que podemos hoy recordar y adorar es el regalo que Dios hizo
a este mundo, al enviar a su Hijo Unigénito para que naciera en ese humilde
pesebre.
Pensar en el pesebre donde nació
nuestro Salvador, me hace reflexionar, ese pesebre no era tan lindo como los
que solemos ver en las representaciones hoy en día, o en las de la memoria de
mi niñez, seguramente era un lugar incomodo, muy oscuro, con olores no
deseados, con animales, ruidos y bichos y allí nació el Salvador. Cuanto
amor, cuanta humildad, siendo Dios mismo Él nació en esas condiciones.
Lucas 2:7
Y dio a luz a su hijo
primogénito, y lo envolvió en pañales,
y lo acostó en un pesebre,
Porque no había lugar para ellos en el mesón.
Y al nacer que hermosas
palabras las de los ángeles, ellos dan la Gloria a Dios por la llegada del
Salvador. Ellos anuncian la paz para la tierra en aquellos que gozan
de su buena voluntad. Lucas 2:14
Por el pesebre descubrimos que
ese verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Juan
1:14
Recordemos que ese bebé en el
pesebre es el regalo a nuestra vida, es nuestro Salvador, y es allí en que la
Navidad toma sentido porque la cruz emerge del pesebre.
Jesucristo, el regalo del
Padre a la humanidad, es indescriptible ese regalo maravilloso, Jesucristo dejo
Su gloria para morir por tí y por mí.
Él tomó un cuerpo terrenal y
una madre terrenal, para que nosotros podamos tener un cuerpo glorificado y un
Padre Celestial.
Él nació en un pesebre, un
lugar humilde, para que nosotros, un día, podamos ocupar un lugar en el cielo
con calles de oro.
Él fue perseguido por Herodes
para poder librarnos del enemigo de nuestras almas, satanás.
Él se hizo pobre, para
hacernos ricos.
Él nació en un pesebre para
morir en la cruz, para que nosotros podamos nacer de nuevo.
No podemos describir este
regalo que nació en un humilde pesebre, ese regalo que NUNCA nos pidió nada a
cambio, sino que lo dio todo por amor.
Y hoy todo lo que podemos
hacer es glorificar, adorar y amarle, así como lo hicieron los ángeles ese día,
y adorarlo como los hicieron los pastores, porque...
Jesús es el regalo en el
pesebre.
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