Ciudadana del Cielo!



Llegamos a la parte final del capítulo 3, y allí encontramos que como creyentes, nuestra ciudadanía está en los cielos, una verdad que nunca debemos olvidar.

Sé que muchas veces nos olvidamos, afanándonos con los problemas de este mundo en el vivimos temporalmente, y olvidamos lo que tenemos por disfrutar.

No vivimos para el ahora, vivimos para la eternidad y eso me gusta, estos días en que vemos a través de las noticias que muchos países están sufriendo incluyendo el mio, y veo claramente que Dios nos hace un llamado especial, a los creyentes nos dice “habla de mí, porque ellos me necesitan” a los que no le conocen les dice “estoy aquí, ven” y me hace pensar muchísimo en que su venida se acerca cada día más.

Como creyentes debemos tener un deseo de darle siempre la gloria de Dios y nunca buscar la nuestra, Salmo 115: 1 nos dice:


”No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, 
Sino a tu nombre Gloria, por tu misericordia y tu verdad”

Cuando Pablo se refiere a las personas cuyo "dios es el vientre", se está refiriendo a las personas que anhelan este mundo y todo lo que el ofrece, incluyendo sus trofeos. Ellos codician el orgullo, la riqueza, el reconocimiento del nombre, y cualquier cosa que sea de naturaleza efímera en el mundo. Ellos anhelan su propia gloria, anhelan los aplausos y la aceptación de otros.

El creyente que busca a Jesús tiene un hambre y una sed de Él, y anhela darle siempre la gloria a Dios en todo lo que hace, y no anhela la suya, porque sabe al haberlo conocido que sólo Jesús satisface por completo, miremos el cielo pensando en lo eterno, en lo que Dios está preparando para nosotras y disfrutemos de ver su obra.

Hoy somos desafiadas a como dice Colosenses 3:23

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón como para Él Señor…


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