Los lunes
suelen ser de limpieza, venimos de un fin de semana con la casa llena de toda
la familia, así que el lunes hay más que limpiar y ordenar, a muchas mujeres
que conozco no le gustan los lunes jajaja pero ese día llega y debemos
disfrutarlo al igual que los demás días de la semana.
Hoy pensaba en cuán importante es la limpieza,
y el orden no podríamos tener una vida saludable si vivimos sumergidas en la
mugre y el desorden.
Para nada soy amante de la limpieza pero es necesaria, oh
sii muy necesaria y de igual forma es en nuestra vida espiritual, no podemos
andar por allí llenas de esa mugre de pecado que daña nuestro corazón nos roba
el gozo y nos hace terriblemente desagradables.
Me gusta el Salmos
51:7 que dice:
Purifícame
con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.
No puedo
esperar el lunes para limpiar mi corazón del pecado acumulado de la semana, es
un proceder diario, venir ante su presencia y confesar mi pecado.
Salmo 51:10
dice: Crea en mí, Oh Dios, un corazón limpio.
Es bueno que
le pidamos a Dios que examine nuestras acciones, pensamientos, motivos, y
palabras y nos muestre nuestras faltas y pecados.
Dios es
absolutamente santo, Él no puede tolerar el pecado, Él ama al pecador, pero NO
ama el pecado en nuestra vida.
Recordemos que la luz no tiene ningún compañerismo con la
oscuridad, que nunca lo olvidemos.
Hoy quiero orar con el Salmo 139:23-24 e invitarte a orar conmigo así como lo dice el Salmista.
Examíname, oh Dios, y
conoce mi corazón;
Pruébame
y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y
guíame en el camino eterno.
Con amor y gratitud
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